viernes, 7 de agosto de 2009

Cortaza-rama.







El otro día llego a Manzanillo un grupo de estudiantes del "Tacho", todos colegiales comunes y corrientes, es decir: pelo largo, ya toman, ya fuman (por dicha invitan), ya duermen en parejas, lo normal. Después de un par de días ya estábamos acostumbrados al escandalo en la noche, pero bueno la verdad es que nos pela lo que haga la gente en sus vacaciones; entonces un día tuve que ir a una de las cabinas a revisarles un ventilador a los chamacos, y fue cuando vi en una cama un ejemplar de "Rayuela".
Yo también leí la Rayuela en el colegio (en el "Tacho"), y recuerdo bien que no entendí nada, no digamos con respecto a la estructura loca, sino mas bien porque entonces la verdad no entendía nada de las relaciones entre un hombre y una mujer. Lo leí en orden, como cualquier libro.
Luego en el primer año de la UCR sucedió que gracias a que pasaba en problemas amorosos la mayor parte del tiempo, solía ir con frecuencia a esconderme literalmente a la biblioteca, al punto de que podía encontrar de memoria el anaquel no solo de Cortázar, sino también el de Horacio Quiroga, el de Carlos Castaneda y el de Joaquin Gutierrez. Hace poco volví con mi hermano menor, que por cierto se andaba escondiendo de un problema amoroso, y no pude encontrar ninguno, ya cambio todo el orden y además andaba buscando el anaquel de cine. Rayuela me da la misma impresión que el Ulises de Joyce, o la Odisea, o a veces el mismo Don Quijote, la gente se siente mas orgullosa de haber podido terminarse el libro, que de lo que este le deja. Es solo mi opinión, y estoy pensando en los ejemplos de la gente que conozco, como mis hermanos. Recuerdo también que la directora de la carrera decía que Rayuela no era su libro favorito, pero si era el libro que le hubiera gustado escribir (no recuerdo cual era su libro favorito).
En fin la casualidad fue que esa vez yo andaba leyendo "Las armas secretas", que trae el fabuloso cuento del pobre Charlie Parker (El perseguidor) todo hecho mierda en un sillón hecho mierda en un cuarto hecho mierda y con la trompeta empeñada; así que fue muy interesante conversar con un carajillo del "Tacho" de Cortazar y de mujeres, y recordar un poco la terrible época de la adolescencia.
Sin embargo si se tratara de recomendar algo, yo recomendaría las tiernas y graciosas historias de esas etéreas e inocentes criaturas inventadas por este genial transgresor: los cronopios, los famas, y las esperanzas. Acompañante perfecto para el viajero, abra cualquier pagina y vea como si el alfabeto se hubiera mandado LSD, cada pequeña historia deja al lector pensando un buen rato, así que se dura parecido leyendo estos cuentitos que tragándose la genial Rayuela, en cualquier orden.

No hay comentarios: